Actualmente
la mayoría de emprendedores se ven obligados a conciliar el trabajo con la
actividad emprendedora. Es complicado tener plena disponibilidad para emprender
durante los inicios, ya que es una actividad que no reporta beneficios
económicos hasta que se ha madurado la idea.
La
degradación del mercado laboral, la creciente tendencia de cambios… nos llevan
a pensar que tener un trabajo estable es un seguro de vida. Y mientras, el
tiempo disponible lo podemos invertir en la creación de nuestro propio negocio.
¿Pero
cómo compatibilizar las dos actividades sin
perder calidad de
vida?
·
Una
clave es organizar tu tiempo, definir el tiempo que vas a dedicar a tu trabajo,
proyecto y vida privada. Una vez organizado tu tiempo de
manera disciplinada, solo queda exprimir cada minuto y centrarte en cada una de
las actividades sin distracciones que valgan (redes sociales,
televisión, familia…). Habrá que tener claro que cada parcela de tu vida tiene
su lugar.
·
Una vez organizado tu tiempo
tendrás que definir tus tareas
y objetivos de forma que puedan ser cuantificados en el tiempo, es decir con una
fecha límite, y una evaluación aplicable. Tendrás que observar tus planes desde
una óptica realista, teniendo en cuenta tu disponibilidad de tiempo y recursos.
·
Dejar
de lado nuestros miedos y dudas, la
iniciativa empresarial puede ser un viaje solitario y duro, especialmente si
estás trabajando tu proyecto en paralelo. La motivación tiene que ser nuestra guía
y el pesimismo tiene que caer en el olvido.
·
Aprender
de los errores cometidos, para ello tenemos que dejar
constancia de nuestros errores, inquietudes…dejando por escrito recogidos cada
uno de los pasos recorridos en el camino del emprendimiento.
Finalmente la fuerza de voluntad, tu pasión por tu proyecto y ambición serán las que te hagan triunfar a pesar de que tendrás que hacer sacrificios y priorizar entre tu vida familiar, laboral y emprendedora.
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