Una vez tomada la decisión de emprender y elaborado un plan de negocio,
la prudencia debe ser un principio
presente en toda la labor de emprendimiento. Tanto en la estimación de
objetivos como en la realización de éstos.
Hay que planificar lo máximo posible, cada detalle del lanzamiento de un
negocio, para no encontrarnos con sorpresas y aproximarnos a los resultados
reales. Por tanto, se debe realizar estimaciones y pronosticar, pero siempre
desde una perspectiva prudente.
La improvisación y la falta de análisis (falta de prudencia), ponen de
manifiesto algunos errores cometidos
en el desarrollo de un plan de un negocio.
·
Indicar
que no existe competencia en un mercado, indica una falta de estudio y
conocimiento del sector.
·
Comunicar
que un plan de negocio, es un simple borrador, sin categoría de plan de negocio
real, indica falta de seriedad, de importancia… Un proyecto al que nadie
querría perder su tiempo para prestarle atención.
·
Pensar
global y actuar global, es un gran error a evitar. Cada vez está más extendido el
pensamiento de una economía global. Pero cada mercado es distinto y requiere de
unas actuaciones diferentes. Hay que pensar globalmente (perspectiva global) y
actuar localmente, todas empresas deben acogerse a este principio y más los
emprendedores que dan a conocer un negocio todavía no asentado.
·
No
cuantificar los recursos necesarios para el negocio, es un gran error que
indica falta de planificación y prudencia. Se debe especificar los recursos
disponibles, necesarios y la capacidad de retorno, de una manera clara y concisa.
Otra clave que deben trabajar los emprendedores es la comunicación de su
mensaje. Cada vez son más los que contratan actores para mejorar su speech y
conseguir la percepción buscada en los apoyos externos. Ya que son los grupos
externos (socios, inversores, colaboradores…) los que eran finalmente viable
nuestro proyecto.
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